domingo, 18 de marzo de 2018

La mano negra (1980)




Director: Fernando Colomo
España, 1980, 93 minutos

La mano negra (1980) de Fernando Colomo


La mano negra (1980) es una de esas películas míticas que uno vio por la tele cuando crío: ni la entendí ni me gustó, pero la escena en la que Virginia Mataix se desnuda me marcó profundamente. A mí, para quien dicha actriz no pasaba de ser sino la simpática presentadora, junto a Jordi Hurtado, de Si lo sé no vengo. Eso y una divertida palabra, Macguffin, que entonces me atrajo por su sonoridad, aún desconocedor de las connotaciones cinematográficas (concretamente hitchcockianas) que poseía.

Vista con ojos de adulto, debo decir que me ha sorprendido muy gratamente, pues, a pesar de los treinta y ocho años transcurridos desde su estreno, sigue desprendiendo una frescura que se ha mantenido intacta a lo largo de tanto tiempo. Debe de ser el toque Colomo o el estilo desenfadado de aquella comedia madrileña (la de los Trueba, Matji y compañía, que aquí también colaboraron en el guion), avezada en recurrir a actores no profesionales, como el arquitecto Íñigo Gurrea (Falceto), o las continuas referencias cinéfilas, literarias y musicales.



Enlazando con esto último, las alusiones a Charles Mingus (1922-1979) son constantes, no sólo porque el protagonista compra un disco suyo en la escena inicial, sino porque también toca el contrabajo, instrumento del que el jazzman afroamericano fue un consumado intérprete.

Entre una cosa u otra, La mano negra acaba siendo indirectamente uno de esos retratos generacionales, una parodia, sí, de novela policíaca o de filme de espías, pero, al mismo tiempo, un compendio de los muchos y heteróclitos elementos (a menudo procedentes de la denominada cultura popular) que convergieron en la educación sentimental de aquellos "niños de 30 años" a los que aludía el eslogan promocional de la película y que hoy son ya venerables septuagenarios.


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