martes, 18 de julio de 2017

La comisaria (1967)




Título original: Komissar / Комиссар
Director: Aleksandr Askoldov
Unión Soviética, 1967-1988, 110 minutos

La comisaria (1967) de Aleksandr Askoldov


Muy alto fue el precio que hubo de pagar el ucraniano Aleksandr Askoldov por mantenerse fiel a sus principios. Y es que en la Unión Soviética de 1967 se vio como una grave insolencia el hecho de que La comisaria contuviese afirmaciones del tipo: "¡Pero, señora Vavilova! ¿Acaso cree usted que tener hijos es tan fácil como hacer la guerra?" O: "¿Quién ha dicho que la Internacional es bondadosa? Lo único que les preocupa son la contienda, los desperfectos y las bajas".

En líneas generales, la película es de una osadía insólita para lo que podían tolerar las férreas consignas de las autoridades comunistas: muy lejos del realismo socialista que se propugnaba desde el poder, La comisaria trata temas como la maternidad o un incipiente feminismo en plena guerra civil (1918-1922). A lo que cabe añadir el protagonismo concedido a una familia judía y la visión que se da de la infancia.

Esto último es, quizá, la gota que colma el vaso. Porque en la escena en la que los hijos de Yefim juegan a hacer la guerra, llegando a torturar a una de las hermanas, Askoldov se recrea hasta la saciedad, incluida la posterior reprimenda del padre. Es éste un recurso (el de mostrar lo ridículo del comportamiento de los adultos a través de la imitación que de él hacen los niños) del que muchos años después se valdría la realizadora iraní Hana Makhmalbaf en Buda explotó por vergüenza (Buda as sharm foru rikht, 2007).

Sea como fuere, la película de Askoldov contiene imágenes poderosas, como la estampida de caballos que Klavdia cree ver en el delirio del parto o el grupo de soldados que avanzan sobre las dunas segando el aire con guadañas. Y ya en el colmo de su enajenación la mujer atisba el destino que, en el futuro, aguardará a los judíos en los campos de exterminio nazi. Ni siquiera los oficiales del Ejército Rojo salen muy bien parados del retrato que de ellos se hace: desprovistos de toda sensibilidad (y aunque la antigua camarada consiga que se limpien las botas al entrar o que no fumen en presencia de su bebé), exigirán a la Vavilova que vuelva a su primitivo rol de comisaria, recuperando el uniforme masculinizante del que se desprendió al asumir su feminidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario