martes, 4 de julio de 2017

La ascensión (1977)













Título original: Voskhozhdenie / Восхождение
Directora: Larisa Shepitko
Unión Soviética, 1977, 111 minutos

La ascensión (1977)

La malograda Larisa Shepitko (1938–1979) planteaba en la que acabaría siendo la última de sus películas un caso de conciencia tan complejo como intenso. Basada en la novela Sotnikov de Vasiliy Bykov, la evolución de la pareja de partisanos protagonista esboza las dos reacciones posibles frente a la barbarie nazi: la del que resiste incólume el martirio porque sus convicciones son más firmes que la más cruel de las torturas y la de quien sucumbe a su propia debilidad con tal de eludir el suplicio. 

De entrada, ambas resultan humanamente comprensibles, si bien desde el punto de vista dramático es la primera de ellas la que ofrece el atractivo de hacer entroncar el compromiso ideológico con un innegable mesianismo que tiene su punto álgido en la escena de la ejecución. Así, Rybak (Vladimir Gostyukhin, actor que, por cierto, guarda un cierto parecido con Harrison Ford) pasará a ser percibido por los demás, a partir de ese momento, como un judas, lo cual desencadena en su interior un insoportable desasosiego que lo convierte en la verdadera víctima precisamente por seguir vivo.

Rybak (Vladimir Gostyukhin) se aferra al cadalso

En términos cinematográficos, la vehemencia de las imágenes de Voskhozhdenie / Восхождение (desde el paisaje extremadamente gélido hasta la profusión de primeros planos) persigue la implicación emocional del espectador, que debe conmoverse ante las inclemencias climatológicas y las estrecheces de ellas derivadas lo mismo que ante las pasiones transmitidas por el rostro de los actores mirando directamente a cámara.

Multipremiada en Berlín y propuesta por la URSS como candidata al Óscar a la mejor producción extranjera, a día de hoy La ascensión sigue manteniendo intacto el ímpetu sobrecogedor de una historia terriblemente real en la que las notas de la partitura del alemán Alfred Shnitke (1934–1998) no hacen sino añadir un punto de pesadumbre al abnegado sacrificio al que Sotnikov (Boris Plotnikov) y sus camaradas deciden entregarse.

Sotnikov (Boris Plotnikov) en el trance final

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