miércoles, 26 de julio de 2017

¡Arriba Hazaña! (1978)




Director: José María Gutiérrez Santos
España, 1978, 95 minutos

¡Arriba Hazaña! (1978) de Gutiérrez Santos


Para juzgar debidamente una película como la que a continuación comentaremos resulta de vital importancia detenerse, en primer lugar, en su título, ya que el peculiar ¡Arriba Hazaña! plantea la simbiosis de dos realidades a priori irreconciliables: por una parte, el "¡Arriba España!" de los nacionales; por otra, el apellido del presidente de la Segunda República escrito con una falta de ortografía que denota inocencia e ignorancia a partes iguales. ¿Qué pasará con unos chicos educados en la más férrea disciplina cuando, llegado el momento de emanciparse, reclamen sus derechos? El tándem formado por José María Gutiérrez Santos y José Sámano lo tuvo clarísimo a la hora de escribir su guion: esos jóvenes están condenados a repetir el mismo patrón de conducta que observaron en sus mayores. Porque educar no es lo que se le dice al alumno, sino lo que el alumno ve hacer al educador. 

Pero, además, el título revela también otra realidad: no hay libertad posible sin cultura. De lo que se desprende, a su vez, que las proclamas incendiarias, por muy bienintencionadas que sean las ideas que las alientan, suelen derivar hacia posturas totalitarias cuando no van acompañadas de tolerancia. Y es ahí donde entra en juego el personaje del nuevo director (José Sacristán), quien llegará al colegio con la trascendental misión de hacer pedagogía en torno a lo que verdaderamente significa el juego democrático, que no es otra cosa sino el respeto escrupuloso de las ideas ajenas.

El Hermano Ramón (Fernando Fernán Gómez)


No es ésta, por lo tanto, una historia de buenos y malos: tanto los sacerdotes como los estudiantes cometen errores y aciertos y quien sólo vea en unos la encarnación del mal y en los otros a víctimas inocentes estará perdiéndose, sin duda, los matices que hacen de ¡Arriba Hazaña! una película inteligente. Fruto, dicho sea de paso, de un contexto sociopolítico muy concreto: el de la Transición española. ¿O es que a alguien se le escapa que el colegio en el que transcurre la acción es una alegoría de la España de entonces? Igual que los curas: el Hermano Ramón, prefecto de estudios (o "El Panojo", como lo apodan los alumnos), simboliza el ala dura de la Falange, siempre leyendo su libro sobre la Legión; el Hermano director (Héctor Alterio) vendría a ser, con el sempiterno dedo índice apuntando al cielo, como los tecnócratas del Opus Dei. Así pues, el hombre tranquilo que encarna José Sacristán (metáfora del cambio de régimen) no sólo está educando con su ejemplar templanza a los alumnos, sino sobre todo a los propios espectadores.

Hay, al respecto, un momento clave. Es hacia el final, en la escena en la que los líderes estudiantiles se reúnen con la dirección del centro. En un momento dado, se produce el siguiente diálogo:

HERVÁS: Antes de hablar de algún punto en concreto, de los que usted tiene interés, queremos la readmisión de los expulsados que faltan. Ésta es la opinión de la mayoría. 
LAMBERTO: No es cierto, hermano: ésa no es la opinión de la mayoría. 
HERVÁS: (molesto) ¿Qué dices? 
NUEVO DIRECTOR: Simplemente tiene una opinión contraria a la suya...

A veces, cuando se actúa movido por la radicalidad de determinados discursos, los cabecillas pueden caer en la tentación, como Hervás, de erigirse en portavoces sin tener en cuenta la opinión de sus propias bases. Aunque, y es una crítica que tal vez cabría plantear, el final de la película resulta un tanto perturbador, con todos los alumnos cantando al unísono el himno del colegio y Jesús (Quique San Francisco) y Hervás abandonando de malas maneras la asamblea. Imagen de unidad que parece dar a entender que los radicalismos no debieran tener cabida en los "proyectos sugestivos de vida en común". ¿Acaso se trata de un desenlace pro UCD encubierto? ¿O en favor del orden establecido y contra la ruptura democrática? En absoluto: valiéndose de una audacia equiparable a la del último plano de Viridiana o de Sospecha de Hitchcock, los autores nos están diciendo a las claras: "Hasta aquí hemos llegado, señores. Así están las cosas en este momento: cuidado con estos gobernantes que han venido a sustituir al antiguo régimen, porque podría tratarse de los mismos perros pero con distinto collar..."

El nuevo director (José Sacristán)

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